Buenas de nuevo, me apresuro a escribir lo que tengo en la cabeza, que no es poco. El texto de hoy, he pensado en encararlo a una cosilla sobremanera interesante: los sueños. Sí, esos etéreos mensajeros que cada día nos traen nuevas mientras dormimos. Para mí, los sueños pueden simbolizar muchas cosas: por lo general, al menos en mi caso, son una especie de mezcla entre anhelos, miedos y cosas que he pensado.
Alguien me contó una vez, que sólo recordamos aquellos sueños que hemos "vivido" un poco antes de despertarnos... Los demás los olvidamos. Fué entonces cuando empecé a reflexionar sobre el tema.
No me gusta generalizar, y menos en este asunto. Pero en mi caso es así, y creo que en la mayoría de los demás también. Aún así, es una ciencia aparte; se puede tener un día horrible, lleno de infortunios, y llegar a soñar un cálido baño en una cala desconocida en una isla del pacífico... Todo depende de nuestra imaginación. Por mi experiencia puedo decir, que los sueños son como una segunda vida, un lugar en el que poder experimentar tus temores sin sufrir al dia siguiente, puede ser algo así como un banco de pruebas. Hay veces que mi mente es consciente de lo que hace, y hay algo que me encanta hacer: me lo paso pipa tergiversando el sueño sobre la marcha, es como si tuviera el poder de dominar el tiempo, el escenario de esa pequeña obra que se monta en mi mente, los gestos de los actores y lo más importante, un papel principal sin raíles (el mío).
Estoy hablando de, por ejemplo, en una pesadilla de esas que no sabes de dónde han salido, coger una piedra del suelo y estirar poco a poco... Y ¡ras!, desaparece el oscuro decorado estampado de noche eterna llena de hombres lobo, y apareces en un precioso atardecer rojizo, abrazado a la persona que más quieres; por más lejos que se encuentre, por mucho que esté más allá del alcance de nuestra mente mortal. Lo más importante es creer en tí mismo y en el poder de tu mente: todo lo que en ella ocurra puede ser a causa del "piloto automático" de nuestra imaginación, o bien fruto de tomar las riendas de nuestros sueños. Os recomiendo probar esto último alguna vez.
Hoy, hablando con una personilla muy importante para mí, le contaba que el mundo no se creó para ser entendido por nosotros. Es imposible. No podemos intentar comprender todo lo que nos rodea, todo lo que sucede día a día, ese porqué infinito que la rutina aleja de nuestras mentes casi siempre, por suerte. El caso es que aquello que tenemos alrededor, absolutamente todo, forma parte de una ecuación matemática con tantas variables desconocidas que seríamos incapaces de plasmarla en un papel. En ella, cada circunstancia de la vida, el más mínimo detalle, significa un factor de una incógnita que no sabemos: el pequeño guiño de una chica en un bar perdido en una noche de verano... Una conversación espontánea con una persona-puente, y digo puente porque gracias a ella conoces a 10 personas más que son amigas suyas y a la larga pueden influir en tu vida ( y a su vez, cada una de ellas te presenta otras 10, nuevos puntos de vista, y así sucesivamente). Es tan fácil conocer a alguien espontáneamente... Y yo diría incluso: cuanto más extraña es la situación, más importante se vuelve la persona en cuestión.
Por eso, no podemos resolver la ecuación de nuestras vidas, debemos limitarnos a ver pasar las cosas buenas y malas de un lado a otro de la misma, unas veces sumando alegrias... Y otras dividiendo por diez nuestro entusiasmo. Pero al fin y al cabo, así nos la dieron y no cabe otra que aceptarla.
Al menos brindo por que la arbitrariedad de todo esto me sonría. Piensa querido lector, en la procedencia de tus amistades, y verás un poquito la complejidad de lo que estoy hablando.
Una vez lo hayas hecho, súmale las cosas que están por venir y tendrás ganas de dejar de pensar y empezar a vivir.
Es mejor aceptar las cosas como son y preocuparse de disfrutar de nuestra existencia como si cada día fuera el último.
domingo, 16 de enero de 2011
viernes, 14 de enero de 2011
El valor de ese instante
Ya estoy de nuevo por aquí, ¿me esperábais? :) . Hoy fue un día normal... Por fin, nunca hubiera imaginado desear un día rutinario y sin sobresaltos... Lo mejor es que a veces me planteo escribir, sin saber el qué. A priori podría significar que voy a escribir cuatro frases deshilachadas... Pero cada día me sorprendo más cuando mis manos empiezan a correr plasmando sentimientos, vivencias y anhelos en este pequeño recuadro blanco.
Me gustaría intentar transmitir una sensación que me encanta. Veamos si seré capaz de llenar bien esta piscina de palabras para que te sumerjas en ella, amigo. ¿Te suena esa sensación de querer hacer algo, pero sin saber el qué?, esa indecisión, maldita, que a veces nos invade sin previo aviso. Queremos hacer algo, pero no sabemos exactamente adónde apunta la brújula de los deseos. A mí me ha pasado muchas veces con la bateria.
Dudo durante unos instantes, durante unos días, hasta que esa sensación se hace más fuerte, y roza lo insoportable. Cuando consigo llegar ahí, sacio el anhelo. Es genial. Me siento, y comienzo el ritual: enciendo el módulo de sonido, me pongo los cascos, ejecuto iTunes, y busco la canción más motivante que se me ocurra. Acto seguido me vuelvo a sentar, recojo las baquetas y las posiciono en mis manos. Mientras escucho los primeros compases mi mente se sumerge en otro mundo. Un mundo en que las preocupaciones no existen. Un mundo en el que lo importante es disfrutar, en el que una síncopa puede soltarte una sonrisa, en el que unos pocos "golpes" pueden hacerte feliz.
Cuando la música fluye dentro de ti, es una sensación tan genial, que no se puede describir con palabras. Es algo así como si... Volaras... No importa a dónde, ni cómo, ni hasta cuando. Tan sólo que el compás siguiente sea más original que el anterior. Esa es mi forma de tocar favorita: es una explosión de locura que se mezcla con satisfacción al ejecutar un complicado break y acabar a tiempo. Dices: "Caramba, ¡sirvió de algo escucharla tantas veces!" :-)
También sentí esa sensación de libertad con algunas personas muy especiales. Sentir que por unos instantes eres libre, aunque te encuentres atado en un caluroso abrazo. Esa sensación de que estás conectado con esa persona, y de que cuanto más aprietes, más cariño le vas a transmitir y más te vas a entender con ella. Esa sensación que ahora mismo siento, de complicidad, porque sé que sólo algunas personas que lean esto van a sonreir con picardía. Son momentos mágicos, cómo ese beso sorpresa que no te esperabas, esa tímida sonrisa en un día lluvioso, esa declaración de amor que encuentras escondida en un estuche olvidado.
Me gustaría dominar las situaciones para que todo el mundo encadenara esas sensaciones cada día, hora tras hora, cada vez un aliciente diferente para hacer la vida más amena y alegre. Pero...
¿Cuál es la fórmula de la felicidad espontánea?
Me gustaría intentar transmitir una sensación que me encanta. Veamos si seré capaz de llenar bien esta piscina de palabras para que te sumerjas en ella, amigo. ¿Te suena esa sensación de querer hacer algo, pero sin saber el qué?, esa indecisión, maldita, que a veces nos invade sin previo aviso. Queremos hacer algo, pero no sabemos exactamente adónde apunta la brújula de los deseos. A mí me ha pasado muchas veces con la bateria.
Dudo durante unos instantes, durante unos días, hasta que esa sensación se hace más fuerte, y roza lo insoportable. Cuando consigo llegar ahí, sacio el anhelo. Es genial. Me siento, y comienzo el ritual: enciendo el módulo de sonido, me pongo los cascos, ejecuto iTunes, y busco la canción más motivante que se me ocurra. Acto seguido me vuelvo a sentar, recojo las baquetas y las posiciono en mis manos. Mientras escucho los primeros compases mi mente se sumerge en otro mundo. Un mundo en que las preocupaciones no existen. Un mundo en el que lo importante es disfrutar, en el que una síncopa puede soltarte una sonrisa, en el que unos pocos "golpes" pueden hacerte feliz.
Cuando la música fluye dentro de ti, es una sensación tan genial, que no se puede describir con palabras. Es algo así como si... Volaras... No importa a dónde, ni cómo, ni hasta cuando. Tan sólo que el compás siguiente sea más original que el anterior. Esa es mi forma de tocar favorita: es una explosión de locura que se mezcla con satisfacción al ejecutar un complicado break y acabar a tiempo. Dices: "Caramba, ¡sirvió de algo escucharla tantas veces!" :-)
También sentí esa sensación de libertad con algunas personas muy especiales. Sentir que por unos instantes eres libre, aunque te encuentres atado en un caluroso abrazo. Esa sensación de que estás conectado con esa persona, y de que cuanto más aprietes, más cariño le vas a transmitir y más te vas a entender con ella. Esa sensación que ahora mismo siento, de complicidad, porque sé que sólo algunas personas que lean esto van a sonreir con picardía. Son momentos mágicos, cómo ese beso sorpresa que no te esperabas, esa tímida sonrisa en un día lluvioso, esa declaración de amor que encuentras escondida en un estuche olvidado.
Me gustaría dominar las situaciones para que todo el mundo encadenara esas sensaciones cada día, hora tras hora, cada vez un aliciente diferente para hacer la vida más amena y alegre. Pero...
¿Cuál es la fórmula de la felicidad espontánea?
miércoles, 12 de enero de 2011
Labios de papel
¿Por qué busco en todos los rincones aquello que tanto anhelo? Vivo pensando en eso, cada susurro, cada caricia, cada mirada, cada gesto... A veces pienso que me he olvidado de tí, y vuelvo a recordar el sabor de tus labios... Dime, ¿qué hiciste en mí? No puedo pasar cerca de un banco sin acordarme de esos ratos juntos, mientras la brisa corría presa del espíritu de la navidad... Tú sentada, con la mirada perdida en el horizonte, ya sin luz. Yo intentando interceptar tímidamente la trayectoria de esas pequeñas pupilas, iluminadas por las enigmáticas farolas del parque...
Me arrodillé delante tuyo, tratando de imaginar qué se te pasaba por la mente en esos instantes... Todo estaba a punto de acabar... Y ambos queríamos detener el tiempo, pero sin duda, no parecía algo fácil. Una solitaria lágrima bajaba poco a poco por tu mejilla... No llegó al límite de tu mandíbula, la recogí con mi mano derecha y te dediqué una sutil carantoña en el pómulo. Me acerqué un poquito más.
Sin dejarte pensar estampé lentamente un beso en tu húmeda carita. Coloqué las palmas de mis manos alrededor de ella e hice que me observaras durante un pequeño lapso de tiempo. "No llores más, ya has sufrido suficiente", te dije. Tu mirada rehuía constantemente la luz, buscaba algo en la penumbra que yo nunca supe, quizás la manera de olvidar... ¿O quizás la forma de recordar sin dolor?
Paseamos juntos, con pasos entrecortados; mi mano izquierda jugueteaba con el borde de tu abrigo, y mi brazo trataba de cruzarse por tu espalda, colándose entre el abrigo y la manga. Tenía frío. Te detuviste y te giraste bruscamente. Con una sonrisa cogiste mi mano y la introducíste junto con la tuya en el ya abultado bolsillo blanco. No sabes la sonrisa interior que me subió por el pecho hasta colarse en mi expresión.
Aproveché esos instantes para romper el silencio que hacía unos minutos helaba el ambiente:
- ¿Sabes? ... Te voy a echar de menos. Mucho. - susurré con voz ronca.
- Y yo... - respondiste pensativa, entre dientes.
- Quiero que recuerdes todo esto, todos estos momentos... Algún día volveré - suspiré, mientras aminoraba la marcha.
Y en ese instante me diste un enorme abrazo que me dejó sin respiración. "No quiero que te vayas", me recordaste al oído. Aquellas palabras me reconfortaban, a pesar de la tristeza que las impregnaba. Cada vez que las repetías sentía como una pequeña llama se avivaba en mi interior.
Estábamos ya cerca de tu casa, el final del trayecto de tantas noches. Pero esta vez era diferente. Este era el último para muchos meses.
Caminamos abrazados hasta tu portal. Allí nos volvimos a fundir en uno de esos abrazos que quitan el aire de los pulmones. Mientras notaba tus lágrimas resbalando por el cuello de mi jersey, se me escapó que te habías alzado un poco. Sorprendido, te encontré de frente. Tardé unos segundos en asimilar que mi empañado desconcierto se fundía con el tuyo en un húmedo y largo beso de despedida. Fué tan sentido que cuando acabó aún buscaba a ciegas esos cortados labios de papel. Sin decir más te esfumaste en el oscuro portal.
Y mi mente volvió a volar, mientras retornaba a casa y recordaba todos esos buenos momentos, casi como en familia. Pero mi casa estaba allí.
Volveré. Te lo prometo.
Y también volveré a escribir sobre esos inolvidables días de frío pero llenos de buenos recuerdos.
Me arrodillé delante tuyo, tratando de imaginar qué se te pasaba por la mente en esos instantes... Todo estaba a punto de acabar... Y ambos queríamos detener el tiempo, pero sin duda, no parecía algo fácil. Una solitaria lágrima bajaba poco a poco por tu mejilla... No llegó al límite de tu mandíbula, la recogí con mi mano derecha y te dediqué una sutil carantoña en el pómulo. Me acerqué un poquito más.
Sin dejarte pensar estampé lentamente un beso en tu húmeda carita. Coloqué las palmas de mis manos alrededor de ella e hice que me observaras durante un pequeño lapso de tiempo. "No llores más, ya has sufrido suficiente", te dije. Tu mirada rehuía constantemente la luz, buscaba algo en la penumbra que yo nunca supe, quizás la manera de olvidar... ¿O quizás la forma de recordar sin dolor?
Paseamos juntos, con pasos entrecortados; mi mano izquierda jugueteaba con el borde de tu abrigo, y mi brazo trataba de cruzarse por tu espalda, colándose entre el abrigo y la manga. Tenía frío. Te detuviste y te giraste bruscamente. Con una sonrisa cogiste mi mano y la introducíste junto con la tuya en el ya abultado bolsillo blanco. No sabes la sonrisa interior que me subió por el pecho hasta colarse en mi expresión.
Aproveché esos instantes para romper el silencio que hacía unos minutos helaba el ambiente:
- ¿Sabes? ... Te voy a echar de menos. Mucho. - susurré con voz ronca.
- Y yo... - respondiste pensativa, entre dientes.
- Quiero que recuerdes todo esto, todos estos momentos... Algún día volveré - suspiré, mientras aminoraba la marcha.
Y en ese instante me diste un enorme abrazo que me dejó sin respiración. "No quiero que te vayas", me recordaste al oído. Aquellas palabras me reconfortaban, a pesar de la tristeza que las impregnaba. Cada vez que las repetías sentía como una pequeña llama se avivaba en mi interior.
Estábamos ya cerca de tu casa, el final del trayecto de tantas noches. Pero esta vez era diferente. Este era el último para muchos meses.
Caminamos abrazados hasta tu portal. Allí nos volvimos a fundir en uno de esos abrazos que quitan el aire de los pulmones. Mientras notaba tus lágrimas resbalando por el cuello de mi jersey, se me escapó que te habías alzado un poco. Sorprendido, te encontré de frente. Tardé unos segundos en asimilar que mi empañado desconcierto se fundía con el tuyo en un húmedo y largo beso de despedida. Fué tan sentido que cuando acabó aún buscaba a ciegas esos cortados labios de papel. Sin decir más te esfumaste en el oscuro portal.
Y mi mente volvió a volar, mientras retornaba a casa y recordaba todos esos buenos momentos, casi como en familia. Pero mi casa estaba allí.
Volveré. Te lo prometo.
Y también volveré a escribir sobre esos inolvidables días de frío pero llenos de buenos recuerdos.
martes, 11 de enero de 2011
Inmortalidad capicua
Pues sí, seré claro, hoy quería hacer un texto jugando con la fecha de hoy, pero antes debo decir que, para colmo de males, me han robado por segunda vez mi bici. Sí, esa que me regalaron por mi 18 cumpleaños; nada mejor que salir cansado de la universidad y encontrarme sin el que ha sido mi medio de transporte durante 1 año. Ojalá pase pronto esta mala racha.
Pero bueno cada vez consigo que mi parte pesimista o quejica, como la queráis llamar, me robe menos líneas. Confesaré que tomé la mano de mi amiga la música, aún así :-) .
Y bien, hoy es un día curioso, 11-1-2011, caramba cómo pasa el tiempo... Hoy quizás no sea el día con más unos de la historia del hombre inteligente, pero casi casi! Qué decir del 1, ese número que engaña, que todos queremos poder ser alguna vez, en el que tanto cuesta mantenerse y el que peor persona te puede hacer si te dejas llevar por la avaricia. Es divertido, sí, hoy sólo escribí palitos cabizbajos en la esquina superior derecha de mis apuntes: parecían convencidos de que iban a caer olvidados en mi mochila. Pues no. Mañana aprovecharé la tarde de estudio para comprobar que seguís ahí, que sois muchos y no quiero perder ninguno.
Y es que vamos creciendo, y no sabría decirte qué prefiero, seguramente un punto intermedio... Crecer, pero sin perder esas cosas que sólo se hacen cuando tienes 18 años. Y no es que desprecie la vida de la gente madura, no. Simplemente prefiero actuar tal y como lo hago ahora, no quiero dejar que nada corrompa mi forma de ser: me considero una persona natural, me gusta dar sin recibir; pero si me dan, me quedo en deuda interiormente con esa persona. Muchos amigos y amigas se sorprenden cuando les invito a algo sin previo aviso. "Por qué?", me dicen. Y yo les respondo con una tímida sonrisa, pensando: solamente precio tu amistad, y como eres mi amigo, no digas nada, disfruta.
La vida está llena de pequeños momentos, como un eterno desierto de dunas serpenteantes... Nuestra existencia está formada por infinitos granitos de arena, milésimas de segundo, chispas de pensamiento, sensaciones inusitadas, sonrisas esporádicas... Todas ellas conforman senderos, esos pequeños caminos sin arcén que formamos al caminar por el desierto. Como buenos caminantes que somos, encontramos, mientras nuestros pies desnudos sienten esos millones de microdetalles de vida, cosas como oasis... Personas que nos ayudan como si fueran hermanas, e incluso espejismos: personas que no nos ayudan como hermanas pero aparentan hacerlo, y se esfuman cuando nos damos cuenta de ello :-)
Como ves, querido lector, de todo en la vida se puede formar una representación, todo se puede desglosar, montar y maquillar para explicar cualquier situación. Trata de encontrar la tuya para la vida, y llegarás al otro lado del desierto con la alegria de que el que quiera podrá seguir tus pasos, pues recuerda:
Inventaste un mundo sin corrientes de aire que borren tus pisadas, la inmortalidad sin buscarla. Y si no lo hicistes, ¿a qué esperas? Adelante.
Pero bueno cada vez consigo que mi parte pesimista o quejica, como la queráis llamar, me robe menos líneas. Confesaré que tomé la mano de mi amiga la música, aún así :-) .
Y bien, hoy es un día curioso, 11-1-2011, caramba cómo pasa el tiempo... Hoy quizás no sea el día con más unos de la historia del hombre inteligente, pero casi casi! Qué decir del 1, ese número que engaña, que todos queremos poder ser alguna vez, en el que tanto cuesta mantenerse y el que peor persona te puede hacer si te dejas llevar por la avaricia. Es divertido, sí, hoy sólo escribí palitos cabizbajos en la esquina superior derecha de mis apuntes: parecían convencidos de que iban a caer olvidados en mi mochila. Pues no. Mañana aprovecharé la tarde de estudio para comprobar que seguís ahí, que sois muchos y no quiero perder ninguno.
Y es que vamos creciendo, y no sabría decirte qué prefiero, seguramente un punto intermedio... Crecer, pero sin perder esas cosas que sólo se hacen cuando tienes 18 años. Y no es que desprecie la vida de la gente madura, no. Simplemente prefiero actuar tal y como lo hago ahora, no quiero dejar que nada corrompa mi forma de ser: me considero una persona natural, me gusta dar sin recibir; pero si me dan, me quedo en deuda interiormente con esa persona. Muchos amigos y amigas se sorprenden cuando les invito a algo sin previo aviso. "Por qué?", me dicen. Y yo les respondo con una tímida sonrisa, pensando: solamente precio tu amistad, y como eres mi amigo, no digas nada, disfruta.
La vida está llena de pequeños momentos, como un eterno desierto de dunas serpenteantes... Nuestra existencia está formada por infinitos granitos de arena, milésimas de segundo, chispas de pensamiento, sensaciones inusitadas, sonrisas esporádicas... Todas ellas conforman senderos, esos pequeños caminos sin arcén que formamos al caminar por el desierto. Como buenos caminantes que somos, encontramos, mientras nuestros pies desnudos sienten esos millones de microdetalles de vida, cosas como oasis... Personas que nos ayudan como si fueran hermanas, e incluso espejismos: personas que no nos ayudan como hermanas pero aparentan hacerlo, y se esfuman cuando nos damos cuenta de ello :-)
Como ves, querido lector, de todo en la vida se puede formar una representación, todo se puede desglosar, montar y maquillar para explicar cualquier situación. Trata de encontrar la tuya para la vida, y llegarás al otro lado del desierto con la alegria de que el que quiera podrá seguir tus pasos, pues recuerda:
Inventaste un mundo sin corrientes de aire que borren tus pisadas, la inmortalidad sin buscarla. Y si no lo hicistes, ¿a qué esperas? Adelante.
lunes, 10 de enero de 2011
Días para olvidar
Existen días... días de todos los colores. Hoy, por desgracia es uno más de esos marcados por el agobio de tener que cargarte miles de cosas en tu memoria y espalda. Como si de una lista de la compra se tratara, debo archivar previamente el orden de lo que voy a hacer:
-Barrer y fregar la cocina y el pasillo (esté sucio o no, es gracioso).
-Marcharme a la universidad para plantear como hacer una práctica de programación... No sin antes cerciorarme de no dejarme ni mi botella de agua encima de mi escritorio (no pregunten por qué), ni de dejarme un abrigo encima de la cama.
-Llegaré allí, y apenas tendré tiempo de mirarme la práctica que tenemos que exponer hoy.
-Estaré con ello y luego tendré que ir a la autoescuela, a pagar un aumento de plazo porque no me he podido preparar suficiente con todo lo que tuve el mes pasado, pero bueno, no es nada. No me quejo por ello.
-Llegaré a casa a las nueve, y tendré que seguir con la práctica de programación... Hasta la hora de cenar.
-Con suerte (bastante), podré acabar de cenar rápido e irme a seguir trabajando sin bronca.
-Y a las doce... a dormir.
Cómo veréis hay varios puntos que no quedan muy aclarados: no tengo ganas de dedicarle más pensamientos a mi situación aquí, lo siento.
Y además, creé este blog con la intención de distraerme, no de amargarme más... así después de este día, mañana llegará otro parecido, pero...
¿Cuál es el problema? Todo tiene su recompensa y nada es eterno.
domingo, 9 de enero de 2011
¿Llorar? Evaporemos las lágrimas con una sonrisa :)
Just smile, cuz I'm yours |
Gracias a esta canción conseguí animar un poco mi vena creativa !http://www.youtube.com/watch?v=EkHTsc9PU2A
Cómo curiosidad, os diré que la oí en el coche esta mañana, con mi mente en shock prácticamente, y se suavizaron mis ideas... Así pues intenté encontrar el nombre de esta canción... Pero no había manera, me metí en M-80 Radio pero hasta el día siguiente no ponen las canciones del día anterior... Busqué las palabras clave de las cuales me acordaba... No había manera. Intenté bajarme un programa para el iPhone que reconoce canciones... Tampoco, no me iba el 3G. Y al final, fruto de mi insistencia, se me bajó otra aplicación que había puesto en cola... Tarareé la melodía, y al rato ahí apareció, por fin, lista para bajarla y inspirar estas palabras... Gracias Soundhound :)
Sí, hoy es uno de esos días en los que me quedaría en la cama hasta que me dijeran que
todo va bien, uno de esos momentos en que las ganas de pensar, de sentir, de vivir... Están tan mermadas que apenas oigo mi propio corazón.
Y una vez más me sorprendo encontrando alguna manera de acabar con el pesimismo
que me agarra poco a poco y me estira hacia atrás, impidiendo que levante la cabeza... Y yo
le digo, ¿Sabes qué? No vales para nada, con tan sólo unos pequeños acordes de guitarra, me río yo en tu cara,
malestar, me río de tí, porque todo puede ir bien, si TÚ te lo propones, mente inconsciente,
SI YO QUIERO, YO PUEDO.
Aunque la vida no te sonría hay que coger un poco de salsa de tomate y maquillarla de joker, por muy villana que sea, su apariencia resultará más graciosa, desde luego.
Y yo, te digo de nuevo, NO, no te esfuerces mente mía, no me voy a ir abajo
por mucho trabajo que tenga, por mucho ensayo que tenga, por muy falto de abrazo que me encuentre, por mucho que mi sonrisa se pague a plazos... Por mucho que lo intentes, ahora voy a venirme arriba, las cosas se piensan mejor si se está despierto, alegre, consciente, receptivo, dispuesto, preparado; estoy harto de estar cansado, desganado, traspuesto, herido, manipulado, usado y lo más importante, ignorado.
Llegó el momento de salir de este bache, y para todos aquellos que se encuentren tristes por alguna razón, espero que les haya gustado este pequeño texto; y si queremos atraer cosas BUENAS primero debemos limpiar nuestro interior de cualquier rencor o maldad, de cualquier dolor, de cualquier sufrimiento.
El pasado está para recordar todo lo bueno, todo aquello que nos ha hecho como somos, y de lo malo, debemos aprender y hacernos más fuertes, no lamentarnos de ello.
Porque un error duele, pero repetirlo o recordarlo
duele el doble.
Quiero que sonrías, justamente así: :)
By: Dani.
Un abrazo a todos, espero que os guste...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)